A los hijos no hay que entenderlos, solo quererlos mucho

En otra entrada de este blog escribi sobre la idea de la reencarnacion y los conceptos en los libros del Dr. Brian Weiss, tambien he escrito sobre los conceptos de cuestionamiento sobre las ideas preconcebidas, con la tecnica descrita en los libros de Byron Katie.

Ambos modos de pensamiento han marcado profundamente mi camino en los ultimos tiempos, donde ha habido cosas buenas y no tan buenas, pero todas cosas llenas de mensajes para mi aprendizaje, donde aquellos que me hacen cuestionarme mis juicios y prejuicios se han convertido en mis maestros.

Esto es especialmente cierto con mis hijos, donde cada uno tiene su propia personalidad y sus comportamientos peculiares, su forma de ser y de actuar, donde si yo digo blanco ellos dicen negro, o rojo, o azul, o cualquier otro color menos blanco, y no por querer contradecirme, sino porque realmente lo ven de otro color.

Ojala hubiera standares o reglas para ser un buen padre para cada hijo, como las hay para ser buen ingeniero o hacer que la empresa tenga una vision de calidad... existen mil libros de como ser un buen padre y sin embargo solo piezas pequeñas de cada libro nos han de servir, pues cada hijo es tan diferente y tan complejo como la mas complicada de las maquinas creadas por el hombre, y aun mas... y a final de cuentas desafortunada o afortunadamente los hijos no vienen con un manual de instrucciones especifico!

Los hijos son complicados y tienen las facetas de piedras preciosas, talladas piedra con piedra o piedra y metal, haciendolos personas complejas e interesantes, que debemos dejar de ver como solo hijos y verlos como seres humanos, jamas tratando de entenderlos, como no entendemos nuestra propia esencia completamente, sino queriendolos mucho, y que ellos sientan que se les quiere por lo que son, no por lo que pretendan ser para complacernos.

Me gustan mis hijos como personas, cuando me gusto yo como persona.

Tal vez eso es lo que hay que hacer con quienes nos rodean, percibirles como a las obras de arte, respetuosame y con admiracion recibiendo el contenido, quererles y aceptarles, sin tratar de entenderles, solo sentirles desde el corazon, no solo desde la cabeza.